- 1. Desengrasar la transmisión.
Corta una botella de agua vieja por la mitad para contener el desengrasante y guárdala en el portabidón para acceder a ella fácilmente. Utiliza un cepillo pequeño para aplicar por todos los lados de la cadena, platos, casete y desviadores para aclarar el desengrasante.
- 2. Lavar el cuadro y las ruedas.
Prepara un kit de limpieza con un cubo, jabón y cepillos y lava el cuadro y las ruedas.
- 3. Inspeccionar el bastidor en busca de daños.
Inspeccione el cuadro en busca de grietas, abolladuras o daños que puedan haberse producido durante el uso anterior. Asegúrese de revisar las zonas que a menudo se pasan por alto, como la parte inferior del tubo diagonal, el pedalier y los tirantes. Compruebe el roce de los cables en el tubo de dirección y aplique pegatinas protectoras del cuadro si es necesario. - 4. Comprobar la redondez de las ruedas.
Compruebe la alineación y redondez de las ruedas. Esto puede hacerse en la bicicleta, observando la rueda en relación con las zapatas de freno, o utilizando un soporte de rectificación. Compruebe la tensión de los radios a mano, buscando y escuchando si hay radios flojos o poco tensos. - 5. Compruebe si hay daños en la banda de rodadura y los flancos de los neumáticos.
Compruebe que los neumáticos no presentan daños en la banda de rodadura ni en los flancos, y asegúrese de que no hay residuos en la banda de rodadura.
- 6. Comprobar el apriete de los tornillos.
Compruebe que todos los tornillos estén bien apretados, utilizando una llave dinamométrica y siguiendo las especificaciones del fabricante. - 7. Ejecutar a través de cambiar y romper.
Ejecute el cambio y el frenado, asegurándose de que los cambios de marcha son nítidos y precisos, y de que los frenos están equilibrados y tienen el tacto deseado en la palanca.
- 8. Lubrica tu cadena.
Lubrique su cadena con un producto ideal para sus condiciones de conducción.